Comerme el mundo
- Runaway Magazine
- 30 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Por Mar Mújica

Los inicios tienen de dos opciones, o te sientes motivado y con ganas de comerte el mundo o te sientes perdido y con ganas de que el mundo te coma. Durante mucho tiempo me enfoque en tener un buen promedio, ser una amiga ejemplar, una novia perfecta, mantener mi beca y no preocupar a mi papás económicamente. Se me olvidó disfrutar. Ahora que terminé la carrera y dejé varios trabajos que me hacían infeliz, no quiero repetir el mismo patrón de años anteriores.

Según mis planes, iba a viajar, a convertirme en una fotografía chingonsísima, a retomar mis clases de francés, según yo, este año era mi año. Pero oh bendita pandemia, me arruinó mis ganas de comerme al mundo… o eso creí. Vivimos esperando el momento ideal para todo, el momento perfecto para disfrutar, para hacer (o deshacer).
Estas últimas semanas empecé a retomar e iniciar ideas que postergue por mucho tiempo por falta de tiempo pero, también, por falta de valor. Es increíble el pánico que siento, en mi afán de buscar que todo sea maravilloso y perfecto caigo de nuevo en ese círculo vicioso de olvidar disfrutar. Pero cada vez que siento que va a llegar de nuevo mi monstruo de la perfección, intento relajarme y disfrutar.
Disfrutar mis procesos, disfrutar echar a perder y dedicarme a seguir intentando.

Siempre creí que me sentiría completa cuando cumpliera con todas las metas y objetivos de adulto que me vendieron, pero poco a poco descubro que esas metas de adultos no deberían ser universales ni fijas, porque estamos en constante cambio. Hoy lo único que necesito es dejar de posponer las cosas, conocerme, aprender de una manera diferente a la habitual, salir de mi zona de confort y no tener miedo de comerme el mundo. No importa si es a bocados chiquitos. Lo haré a mi manera.
댓글